Iniciamos la última etapa de este año que durante más de 2 meses y medio nos llevará por: Rusia, China, Australia y Nueva Zelanda, para la cual, nos hemos trasladado a Londres desde Bilbao con la aerolínea de bajo coste "Easyjet" e iniciar desde allí un nuevo billete de "Vuelta al Mundo", que lo seguiremos utilizando en el año 2013.

Viaje sin complicaciones con una noche en Londres y vuelo a San Petersburgo en donde pasaremos un par de días viendo la ciudad, y donde llegábamos a media tarde con una temperatura más bien fría que nos ha obligado a ponernos los polares.

Pensaba que en el control de pasaportes pasaríamos un tiempo a tenor de lo que nos ha costado conseguir los visados, pero aparte de ponernos en una cola que iba bastante rápida, también lo ha sido la presentación de nuestros pasaportes. Como ya llevaba el tema de desplazamientos bastante estudiado, hemos cogido un autobús que nos ha llevado a una estación de Metro y después de un transbordo y andar unos 800 metros por calles llegábamos al hotel "Saint Petersburg" que está bien situado y con muy buenas vistas al río. Después de dejar el equipaje hemos salido a dar una vuelta por los puentes de los alrededores y hemos podido comprobar la heladora brisa que ya en septiembre azota estas latitudes.

Mañana nos abrigaremos más porque en cuanto baja el sol, la temperatura desciende en picado. Una primera y buena impresión de esta ciudad en la que por 3 veces en un corto espacio de tiempo nos han tomado por rusos, preguntándonos supongo que direcciones y sacando fotografías a otros. No obstante y a pesar de la ¡¡¡ cara de cabreados y de pocos amigos que lucen por aquí !!! debo decir que con mucha amabilidad nos han ayudado con los tickets del Metro, del autobús e indicaciones de las paradas. También hemos tenido suerte con la cena, cosa que ya veíamos problemática porque no se veían restaurantes por las zonas en las que nos movíamos.

Mañana visitaremos los principales puntos de interés del área de Petrogrado, la isla Vasilievski y el Triángulo de Oro.

Después de un buen y copioso desayuno en el bufete del hotel y echarnos toda la ropa que llevábamos encima, hemos salido a conocer más a fondo esta ciudad que ayer ya nos pareció muy bonita como primera impresión.

Si ayer pensamos que hacía frío, hoy que ha salido nublado y ventoso la sensación ha sido mucho peor. Desde la ventana del hotel ya hemos visto como de abrigada iba la gente, incluyendo algunas bufandas y guantes, por lo que no hemos dudado en salir con el anorak ya puesto. Si estando todavía en Septiembre ya es necesario abrigarse tanto, no sé lo que será en invierno. El clima le quita algo de encanto a esta preciosa ciudad, en la que hasta la gente parece tener una expresión adusta y que supongo será debido a la dura climatología.

Nos hemos desplazado en Metro hasta la calle principal llamada "Nevsky" para acercarnos a los principales lugares. San Petersburgo es una ciudad muy abierta, debido a sus entradas de agua, ríos y canales, que hacen que la perspectiva de situación de los sitios y las distancias sean engañosas. Desde el hotel podíamos ver los principales puntos a los que queríamos ir, pero ayer, ya nos dimos cuenta que moverse andando requiere mucho tiempo y que lo que parece un corto paseo se convierte en casi una caminata. Así que el primer desplazamiento para situarnos en un punto estratégico ha sido en Metro. La primera visita ha sido la Catedral de N. S. de Kazan, después por un pequeño canal hemos llegado al icono de la ciudad, la "Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada" con su maravillosa arquitectura muy diferente a la que estamos acostumbrados. Continuado el paseo y dentro de los jardines de Mijáilovsky, una breve parada para ver la fachada del "Museo de Rusia" y desplazándonos a continuación hasta la impresionante "Plaza del Palacio" en el que se sitúa el "Museo Hermitage".

Un breve descanso para comer y posterior desplazamiento a la isla de Basilio desde donde se tiene una bonita vista de la ciudad. La siguiente visita ha sido a la "Fortaleza de Pedro y Pablo", lugar donde nació la ciudad de San Petersburgo y retorno hacia el hotel paseando por la orilla del río Bolshaya.

Un día de visitas y de andar mucho que nos ha dejado una muy grata impresión, recordándome a otras zonas del Báltico, como: Estocolmo y Tallín. Hoy también se han dirigido varias personas a nosotros preguntándonos cosas, lo cual nos sorprende y me imagino que se debe a que no están acostumbrados a ver turistas sueltos y no en grupo, y eso les confunde. Hoy ha sido día de bodas, por lo que imaginamos que aquí se casan los jueves porque hemos coincidido con más de media docena de ellas sacándose fotos cerca de la fortaleza de San Pedro y Pablo.

Mañana será otro día de andar para terminar de ver los impresionantes edificios que llenan San Petersburgo.

A pesar de que ha estado lloviendo toda la noche, el día ha amanecido gris pero seco y así se ha mantenido durante toda la jornada, cosa de agradecer porque si se le añade lluvia al frío y al viento, se requiere de mucha moral para pasarse todo el día de un lado para otro, tal como lo hemos hecho.

Hemos elegido otra zona para visitar que comprendía: La Catedral de San Isaac, la avenida Nevsky con sus casi 4,5 Km. de largo llena de comercios, edificios de todo tipo, cruces con canales y un paseo en barco para tener otra perspectiva de la ciudad, acercándonos al acorazado Aurora, famoso por ser quien en 1.917 con un disparo dio aviso a los revolucionarios para que se asaltase el Palacio de Invierno.

Ver tantos impresionantes edificios restaurados por todo San Petersburgo, te hace pensar en ¡¡¡ a qué se puede dedicar tanto espacio !!! no son viviendas y aunque muchos son conocidos por albergar museos, el resto no pueden ser todos para servicios gubernamentales, porque eso sería increíble debido a su costo, tanto en su mantenimiento como en el número de funcionarios capaces de albergar.

Esta ciudad es comparable a Viena en cuanto a monumentalidad, si bien de otro estilo, pero yo le encuentro la pega de no ser muy acogedora, encontrándonos con algunas personas bastante hoscas en el trato y no muy educadas, mientras que otras te ayudan amablemente. Seguimos siendo objeto de confusión porque continuamente nos hablan por la calle sin que podamos enterarnos de lo que quieren y cuando les hacemos ver que no les entendemos parece que se marchan malhumorados. Esta mañana nos ha sorprendido ver a varias personas riendo por la calle y hasta Carmen ha comentado ¡¡¡ seguro que hoy es fiesta y por eso están tan contentos !!!

Mañana volaremos a Moscú, para conocer la capital del país y ver si tenemos suerte con el tiempo.

Cambio de ciudad dentro del país, en un vuelo de "Siberia Airlines" que aunque ha salido con retraso, ha recuperado el tiempo en vuelo y en 1 y 1/2 H. ya estábamos en Moscú.

Si en San Petersburgo hemos tenido problema con el idioma, en Moscú sólo se habla y se escribe en cirílico, hasta el punto que si en los días anteriores buscábamos la correspondencia entre las letras entre ambos idiomas como simple curiosidad, hoy se ha convertido en una necesidad. Yo llevaba el plano del Metro con el nombre de las estaciones en inglés, pero salvo en un mapa general de las líneas que componen la red en ruso y en inglés, y que además estaba dentro ya de las estaciones, los nombres figuraban en ruso y claro, preguntar a alguien que supiera inglés era tener demasiada suerte.

No obstante, hemos conseguido dar con el hotel gracias a la referencia GPS que llevaba y aunque en algún momento he dudado de que fuera buena por los sitios tan cutres por los que nos movíamos, ha resultado finalmente que estaba bien y además era nuevo, de nombre "Maxima Zarya".

Después de dejar el equipaje nos hemos acercado al centro para echar un primer vistazo al "Kremlin", que ya estaba cerrada la entrada por la hora y después a la "Plaza Roja" en la que había un espectáculo de luz y sonido con un montón de armatostes que afeaban la plaza en sí misma. Lo peor es que esta muestra durará varios días y no podremos disfrutar de este impresionante entorno sin ver estructuras metálicas, focos, escenarios y demás.

La temperatura es algo más suave que en San Petersburgo o por lo menos la sensación térmica es mejor debido a un ambiente más seco y sin viento.

Esta mañana de nuevo hemos vuelto a la zona del "Kremlin" y de la "Plaza Roja", ya que ayer era muy tarde y enseguida anocheció, no pudiendo apreciar bien el entorno. Como hoy era domingo, estos lugares estaban hasta los topes de visitantes, tanto foráneos como turistas y había algunas colas para comprar las entradas de acceso al recinto del "Kremlin", siguiendo el ejemplo de todos los países del mundo que pretenden financiar el mantenimiento de sus bienes culturales con el turismo.

Si bien me ha gustado la curiosa arquitectura de las iglesias que integraban el recinto, por dentro, las representaciones de las imágenes religiosas ortodoxas y retablos, me han parecido de muy inferior calidad a las católicas, siendo bastante tristes y de colores apagados.

Después nos hemos acercado a la "Plaza Roja" contigua al "Kremlin" y como era de esperar estaba llena de mecanismos, focos y escenarios a la espera de que esta noche de nuevo, se inicie el espectáculo de luz y sonido. A pesar de todo ello, me han parecido impresionantes los edificios que la componen, entre los que destacaría la "Catedral de San Basilio" que parece haber salido de un cuento por sus delicadas formas. Allí hemos tenido una bonita experiencia al escuchar en una sala, un grupo que estaba cantando y nos ha parecido extraordinaria la calidad de sus voces, que sin ayuda de ningún instrumento parecían capaces de derrumbar las paredes a la vez que conseguían una armonía entre todas ellas.

Como era hora de comer, Carmen ha encontrado en la guía un restaurante de especialidad rusa, pero hemos tenido que desplazarnos con lo que eso conlleva de tiempo aquí. Moscú es enorme y aunque la red del "Metro" también lo es, no te quita el andar muchísimo para moverte por la ciudad. Hemos conseguido encontrar el restaurante y aunque eran ya más de las 3:30 H. de la tarde nos han atendido. Hemos probado unos entrantes llamados "snacks rusos" que no dejaban de ser, un jamón muy malo y salado, una especie de chicharrón también muy malo, todo ello acompañado de lo que yo al verlo pensaba que era carne picada cruda, pero no sé realmente que era, sólo que era horrible y además picaba mucho. Hemos seguido compartiendo un pescado bastante ordinario con champiñones y carne "Stroganoff" seca y también dura. Lo mejor que tienen es la cerveza y menos mal que no ha sido nada caro.

Mañana continuaremos nuestra visita a la ciudad y también aprendiendo cirílico porque con el inglés lo tienes difícil aquí para enterarte de las cosas. A lo largo y ancho del mundo por el que nos hemos movido, creo que nunca nos ha costado tanto conectar con la gente para resolver dudas y gracias al GPS que nos ayuda mucho, resolvemos los desplazamientos principales que ya tenía programados.

Día de andar muchas horas para ir a distintos lugares de los que tenía información que recomendaba su visita pero que al final no tenían nada de especial, salvo un monumento dedicado a los hombres del espacio en el que "Gagarin" ocupaba su lugar y un antiguo cohete parecía despegar desde una rampa en arco.

Como había distancias largas entre los puntos a visitar hemos cogido un autobús turístico que te permite subir y bajar cuando quieres. Al final ha resultado que la ruta que hacía era principalmente cercana al Kremlin y hemos tenido que recurrir al Metro para ir a otros lugares, admirando la elegancia de sus estaciones.

En resumen, Moscú es el "Kremlin" y la "Plaza Roja" y lo demás no tiene nada de especial. Si San Petersburgo nos pareció poco acogedor, Moscú lo es todavía menos. El hermetismo y el ferreo control en el que han vivido los rusos, parece que les ha llevado a desarrollar un rictus en el gesto de desconfianza y con maneras poco agradables en el trato,al menos con nosotros y como tampoco se puede generalizar demasiado, también nos hemos encontrado con personas amables, pero pocas.

Tal vez, el turismo organizado que viene no aprecie algunas cosas que cuando vas por la calle o andas por zonas más populares convives con ellas. Existen estadísticas que dicen que el 10% de los rusos es alcohólico y esto puede parecer una exageración y tal vez lo sea, pero lo que si hemos comprobado es que el alcohol y el tabaco es parte muy arraigada, hasta el punto de que hemos visto más licorerías que supermercados y en los que hemos entrado eran poco más que una tienda de comestibles de las de hace 20 años en nuestro país. Marchando por la calle a veces te viene el aroma del vino barato y muchos grupos de bebedores a la puerta de las licorerías se reunen para hablar y demás. No hemos vistos bares por lo que se compra en la tienda y se bebe fuera. Vamos que seguro que son los inventores del ¡¡¡botellón!!! Viajar en Metro es estar oliendo a personas que recientemente han bebido y que desprrenden el clásico ¡¡¡ perfume !!!.

Hasta en los folletos turísticos mencionan que continúan aplicando nuevas reglas y frenos en la venta de alcohol, pero seguro que hay un motivo para este problema y está relacionado con el sistema de vida y de libertad restringida en el que no ven un futuro deseable.

Mañana abandonamos Rusia y debo decir que me marcharé con las sensaciones que esperaba tener, esta vez, nada me ha sorprendido ni me ha llamado la atención. Eso sí, recuerdo que cuando era niño la imagen de Rusia se nos vendía como la gran alternativa de futuro para el pueblo trabajador y viendo hoy como es esto, doy gracias a que aquello no prosperara. Yo diriía que en la actualidad Rusía está 3 décadas por detrás de nuestro país, a pesar de la crisis.