Después de 6 meses parados en casa a causa del Covid-19, la rotación de un mes en el hospital de Palma que nuestro hijo Manez está haciendo este mes, nos ha dado una excusa para visitarle y pasar 10 días repartidos entre las islas de Mallorca y Menorca. A esta escapada se nos ha unido nuestro otro hijo Alain, quien procedente de Alemania estaba pasando este mes en casa, realizando teletrabajo y que se ha cogido unos días de vacaciones para realizar su deporte favorito, el buceo.

La verdad es que este tipo de viajes a lugares tan turísticos no los solemos hacer, pero tanto tiempo varados y aún estando tan a gusto en nuestra maravillosa ciudad, hemos aprovechado la ocasión de reunirnos en familia con nuestros hijos que residen fuera de Donosti.

Acostumbrados a tantas horas de vuelo y de escalas que solemos realizar en nuestros viajes, el viaje a Palma de Mallorca ha sido como un paseo y de hecho, hemos tardado el mismo tiempo en ir al aeropuerto de Loiu en autobús como el vuelo a Baleares con la compañía "Vueling", sin pasar ningún control de Covid en todo el viaje.

A primera hora de la tarde y después de recoger un coche de alquiler en la agencia "wiber" del aeropuerto y acudir al hospital a buscar a Manez, nos hemos dirigido a los apartamentos "THR-Jardin del Mar" en Santa Ponça, donde lo primero que hemos hechos ha sido bajar a una cala para darnos un chapuzón y refrescarnos del viaje, para después volver a la ciudad de Palma y cenar fideuá negra en el restaurante "Ca n'EDUARDO" y así comenzar a integrarnos en la gastronomía de la zona. La sorpresa ha llegado con la cuenta que nos han presentado, en la que habían incluido dos platos de lubina por valor de 59 € que no habíamos pedido, lo que habrá sido esperamos que una confusión, pero el no dar ninguna disculpa por el error y decirnos de forma no con la amabilidad que se espera ¡¡¡ esta es la nueva factura !!!, ha sido un detalle que nos ha dejado un poco moscas, puesto que no es normal la actitud del camarero salvo que tuviera un mal día. De todas formas, estas actitudes suelen ser bastante habituales en lugares turísticos masificados.

Este primer día de visitas lo hemos dedicado a recorrer algunos pueblos recomendados del interior y enclavados en la sierra de Tramontana, llegando hasta el Es Colomer en la costa norte de la isla.

Así que después de recoger a Manez en su apartamento de Palma, hemos tomado la carretera que se introduce en el interior para llegar al pueblo de Valldemosa, lo que nos ha llevado un buen rato porque a pesar de que dicen que no hay turismo, al ser sábado parece que los lugareños se ha echado a la carretera por lo que había bastante tráfico y los desplazamientos eran lentos.

Valldemosa es un pueblo de montaña reconvertido en atracción turística de fin de semana y en donde se desconecta un poco del ambiente turístico de playa. Hemos paseado durante un rato por sus estrechas callejuelas muy cuidadas, no encontrando nada especial y diferente a otros muchos pueblos que hay en todas las regiones de la península.

Hemos seguido la ruta por la Tramontana hasta la localidad de Fornalutx, otro pueblo parecido al anterior de los denominados ¡¡¡ pueblos con encanto !!! en el que había bastante gente sentada en terrazas tomando el aperitivo lo que nos ha impulsado a imitarles. Aquí hemos tenido nuestra segunda confusión por parte del camarero a la hora de cobrarnos las bebidas, devolviéndome 5 € menos de lo que costaban, por lo que he tenido que reclamar, pero esta vez con educación nos han pedido disculpas. En las dos primeras visitas a la hostelería mallorquina ha habido confusiones en la cuenta y tenido que reclamar, lo que nos ha llevado a tomar nota de tener cuidado y revisar en adelante todas cuentas que tengamos que pagar.

Siguiendo la carretera hacia la costa norte en dirección a Es Colomer, hemos pasado por delante de un restaurante llamado "Escorca", que tenía una imagen de casona antigua y de ofrecer comida casera, por lo que como era casi hora de comer, hemos parado. En cuanto hemos entrado en el restaurante el ambiente nos ha llamado la atención: un comedor construido respetando e integrando grandes rocas naturales del exterior y numerosos accesorios de cocina y herramientas de labranza. Pero cuando hemos visto la carta, ha sido la gran sorpresa, ofrecían caracoles naturales y de buen tamaño en su menú.

Muy satisfechos por la comida, continuábamos hasta Es Colomer lo que nos ha llevado bastante tiempo porque era carretera de montaña muy sinuosa y cuando te tocaba algún conductor poco avezado no había forma de adelantarles, lo que ha ocurrido en diversas ocasiones.

Es Colomer es una zona de grandes acantilados con preciosas vistas y sin duda el mejor paisaje de todo Mallorca, en el que hemos estado disfrutando de su mirador y adentrándonos hasta su faro.

La vuelta al apartamento ha sido larga, llegando bastante cansados pero satisfechos de haber pasado un día, que si bien al principio no estábamos disfrutando por lo que veíamos, ha ido mejorando en el transcurso y al final hemos dado con lo que solemos buscar cuando viajamos, los paisajes naturales costeros que tanto nos gustan.

Hoy hemos continuado con algunos pueblos del norte, trasladándonos al "Puerto de Sòller" sin que hayamos apreciado nada especial en el lugar a pesar de que era de los que también estaba recomendado. Los desplazamientos continúan siendo largos, aunque no por la distancia, pero el tráfico en domingo al igual que ayer era bastante denso y muy poco fluido y no es que haya incrementado los turistas porque al menos nuestro residencial de apartamentos continuaba igual o más vacío.

Así que nos hemos decidido a ir a alguna cala, aunque sin mucha convicción de encontrar alguna de nuestro agrado, porque las que hemos visto de pasada no nos han gustado, y algunas otras requerían dar un largo paseo para llegar a ellas, quitándonos mucho tiempo e impidiendo visitar otras.

Al final hemos optado por la cala "Marçal", situada en la costa este a la que hemos llegado en coche. Cuando la hemos visto no nos podríamos creer que una cala tan bonita y tan accesible, estuviese casi vacía en domingo, por lo que hemos comentado que debemos tener gustos un poco raros o diferentes a la mayoría de los que viven en Mallorca. El caso es que hemos disfrutado de un montón de baños en aguas cristalinas y de estupendas ensaladas griegas en un chiringuito regentado por una simpática búlgara, pasando un rato agradable.

De vuelta al apartamento, nos hemos dando un último baño en la pequeña cala cercana y otro en la piscina para rematar el día.

La cena la hemos hecho en un restaurante argentino llamado "La Vaca Olivia" situado en la cercana "Cala Major" y con una relación precio/calidad muy buena.

Mañana cambiaremos de plan porque "Manez" trabaja por la mañana en el hospital y "Alain" se ha apuntado a una salida de buceo que le llevará hasta la hora de comer, por lo que nosotros aprovecharemos para visitar la ciudad de Palma.

Después de acercar en coche a Alain al centro de Buceo "Zoea" en el club náutico, para su salida de escafandrismo, nosotros Carmen y yo, hemos ido a visitar la ciudad de Palma.

El primer destino ha sido la Catedral, siendo un martirio encontrar un aparcamiento ni tan siquiera cercano, lo que nos ha llevado a circular por el casco histórico y sus estrechas calles. Después de mucho buscar y movernos a paso de tortuga, cuando ya nos planteábamos el marcharnos sin hacer la visitar, hemos conseguido entrar en un parking subterráneo y bajo un ardiente sol llegábamos a la catedral. Un edificio que es mucho mejor verlo en el paisaje, que su interior. Además de tener que pagar una entrada.

Poco tiempo después lo abandonábamos dando un rodeo por su entorno y dirigiéndonos de vuelta al coche.

La siguiente visita ha sido al "Castillo de Bellver desde el que se tiene sólo una buena panorámica de "Palma", ya que el castillo en sí, no nos ha parecido nada espeecial.

Como se nos echaba la hora encima, nos hemos dirigido al "Club Náutico" para recoger a "Alain" y volver a Palma al "Hospital Son Espases" para recoger a su vez a "Manez", con quienes después de comer, nos dirigíamos a una playa llamada "Es Trenc" a unos 50 km de la capital.

En esta ocasión lo que hemos encontrado no nos ha gustado nada. Una playa con mucha alga posidonia que dicen que es signo de que la playa está sana y posiblemente sea cierto, pero eso no quita para limpiar las grandes zonas de arena con alga muerta, que hace que de la sensación de auténtica basura y cueste tumbarte encima, teniendo además tiene un olor fuerte.

De vuelta a la capital hemos llevado a Manez al aeropuerto a recoger un coche que ha alquilado para los días que le quedan en esta ciudad, ya que hay huelga de transporte urbano y el hospital se encuentra muy lejos para ir andando. El alquiler de coche de un día es más barato casi que la carrera de un taxi.

Para finalizar el día, hemos cenado en "Palma" en un restaurante llamado "La Bodeguilla" que debe tener una estrella Michelín, pero que para nosotros no cumple con lo que se espera de su nivel, ni cumple con una buena relación: precio/calidad.

Para cerrar nuestra visita a la isla de Mallorca este último día lo hemos pasado, primero acercándonos a "Porto Cristo" para entrar después en las "Cuevas del Drach". Una corto paseo por "Porto Cristo", nos ha permitido sólo ver su pequeña playa y puerto, ya que la entrada a las cuevas impone respetar un horario actualmente muy limitado para su acceso.

Yo estuve en estas cuevas hace exactamente 53 años y creo que todo continúa igual, bueno, casi igual, porque entonces no había que entrar con mascarilla, pero en lo que se refiere a la atracción musical en sí, la recordaba tal y como ahora la hacen. Una cueva que lo especial que tiene es la cantidad de finas estalactitas que inundan el techo y que en pocos lugares hemos visto con tal profusión.

Terminada la visita, hemos llamado a "Manez" y quedado para comer en "Cala Llombards" después de bañarnos. Una cala de cómodo acceso a unos 60 km. de "Palma" en la costa sur y muy poco servicio de restauración, que nos ha obligado a salir del paso con bocadillos.

De vuelta al apartamento, los consabidos baños en la cala cercana y en la piscina, hasta la hora de la cena que la hemos hecho con parrillada de diferentes tipos de carnes en un asador uruguayo, de muy mala calidad.

Por último, nos hemos despedido de "Manez" probablemente hasta Navidades, porque la situación de la pandemia en "Madrid" augura un confinamiento que posiblemente nos impedirá reunirnos antes.

Hoy hemos cambiado de isla volando de "Palma" a "Mahón" con "Aireuropa". En menos de 30 minutos bajábamos del avión y sin ningún control de Covid, nos dirigíamos a recoger el coche en la agencia "Récord" y trasladarnos al apartamento "Son Bou Gold Playa" en la costa sur y a medio camino entre "Mahón" y "Ciudadela".

Después de unos baños en la piscina y de comer en la cafetería del residencial, "Alain" se ha dirigido a un centro de buceo llamado "Son Bou Scuba" donde ha contratado salidas de buceo para los dos días siguientes y a media tarde, cogíamos el coche para visitar "Ciudadela". Una bonita ciudad con un casco histórico muy agradable y con algún entrante del mar hasta el centro mismo, que le daba mucha amplitud a los paseos.

También hemos aprovechado para comprar los famosos helados de "La Menorquina" y ensaimadas para desayunar mañana.

Para cenar nos volvíamos a "Son Bou", al restaurante "Casa Andrés" que nos lo había recomendado la agencia de los apartamentos, resultando una buena elección con una buena carta de platos y con precios mucho más baratos que en "Mallorca".

Desde que hemos llegado a "Baleares" tenemos buen tiempo y una temperatura muy agradable, por lo que esta mañana "Carmen" y yo, hemos ido a visitar algunas calas. "Alain" se ha marchado a la salida de buceo y nosotros a ver "cala Turqueta", la que dicen ser la cala más bonita de "Menorca". Pensábamos que como no hay turismo en la isla iba a ser una mañana tranquila, pero después de la hora de coche que nos ha costado llegar, hemos encontrado el parking lleno y por lo tanto la cala cerrada a nuevos visitantes, desviándonos a otra cala a media hora de camino, llamada "Macarella", avisándonos además, que en ella quedaban muy pocas plazas libres. Increíble, no hay turismo, no es fin de semana por lo que los lugareños no habían ido a la cala y para las 9 de la mañana ya debía estar llena. No sabemos que será en verano, pero venir de vacaciones a esta isla y encontrarse todo lleno tiene que se como para pegarse un tiro.

En la cala "Macarella" hemos ocupado la penúltima plaza de parking y después de andar 15 minutos por un sendero llegábamos a la cala, encontrando justo un hueco para extender las toallas, una cala que salvo un par de baños y tener que tumbarnos encima de una montaña de algas secas, no tenía nada más de especial.

He aprovechado para acercarme a la cala de al lado llamada "Macarelleta" para ver si merecía la pena cambiarnos de sitio, pero era muy pequeña y ya llena de gente. Ambas calas quedan mucho mejor en las fotografías que en su disfrute real. Un buen reclamo para los folletos turísticos.

Como habíamos quedado con "Alain" para comer, hemos vuelto a "Son Bou" y por la tarde en coche visitábamos "Mahón", capital de la isla, previo paso por la fortaleza de "La Mola", en la que no hemos entrado porque nos ha dejado indiferentes lo visto desde fuera. Esperábamos que por su situación en la boca de un brazo de mar de entrada a la isla, íbamos a tener unas vistas de la capital que en la realidad no se daban. "Mahón" es mucho menos interesante que "Ciudadela" y con un corto paseo por su centro, nos ha bastado.

Visto lo que se tarda en los desplazamientos por carretera y los pocos viales existentes para acceder a las calas un poco alejadas que hay en la costa norte, hemos reservado una excursión marítima para el sábado y último día, con la agencia "Catayak", lo que nos permitirá hacernos una idea mejor de esa parte de la isla.

Repitiendo la búsqueda de ayer de otras calas consideradas entre las mejores de la isla y después de que "Alain" se marchase de nuevo a otra salida de buceo, poníamos rumbo a cala "Mitjana" a unos 40 minutos de coche desde el apartamento. Al igual que ayer hemos encontrado sitio en el parking y después de andar unos 20 minutos por un sendero, llegábamos a la cala, que inundada del alga posidonia y con un fuerte olor por la temperatura ambiental, te obligaba a cuestionarte si realmente merecía la pena quedarse, y en nuestro caso ha sido que no. No se cuestiona la utilidad de esta alga para el sistema dunar y los beneficios que aporta para el fondo marino en forma de grandes praderas, ya que contribuye a la oxigenación del agua y que además, es lugar de alimento y refugio de peces, crustáceos y moluscos.

Pero está claro que todo no puede ser siempre posible, la combinación de limpieza y agua cristalina, no se daba en esta cala, por lo que no se puede vender al turismo algo que no es con la excusa ecológica, que puede ser usada como forma de justificar la falta de retirada de esta alga ya muerta y esparcida por la arena.

Nos hemos marchado a la cala de al lado llamada "Mitjaneta", y como su nombre parece indicar, era la hermana pequeña de la anterior y sólo tenía rocas, tierra y ningún sitio libre no ya para tumbarte, sino tampoco para sentarse. ¡¡¡ Perfecto !!! nos hemos dicho, otra vez somos raros, porque no apreciamos lo que otros consideran el ¡¡¡ Edén !!! de las playas y calas. Eso sí, en las fotos quedan muy bien.

Nos hemos vuelto al coche y un nuevo intento con cala "Galdana" nos ha llevado hasta un mirador desde el que se tenía una bella vista de su playa, que sin duda, nos ha parecido la más bonita de las que habíamos visto hasta el momento, con su islote en medio. No obstante, no hemos podido disfrutarla por falta de tiempo y porque se ha levantado un fuerte viento que ha bajado fuertemente la temperatura y que ha durado el resto del día, anunciando el cambio de tiempo ya avisado por los meteorólogos.

Por la tarde, y a pesar del viento, nos hemos animado a ir a la playa de "Son Bou" para ver la puesta de sol mientras tomábamos un mojito, y que a pesar de tenerla tan cerca todavía no la habíamos visto. Desde allí hemos podido fotografiar la silueta de la isla de "Mallorca", gracias a la limpieza del cielo y los 3000 aumentos de mi cámara Nikon P1000 . Es realmente impresionante el zoom de esta cámara y las mejoras introducidas respecto al anterior modelo P900 que tenía hasta hace poco.

La cena la hemos realizado de nuevo en el restaurante "Casa Andrés", que continúa con su buena relación precio / calidad. Mientras cenábamos hemos recibido una llamada de la agencia "Catayak", con la que teníamos reservada la excursión marítima para mañana, comunicándonos que dicha excursión se cancelaba por el mal estado del mar y por el excesivo viento, lo que ya estábamos apreciando durante toda la tarde de hoy. Así que cuando nos despertemos mañana, decidiremos que hacer en función de la climatología que haya.

El último día de nuestra estancia en "Menorca" ha amanecido con mal tiempo, tal como estaba anunciado, pero sin llover, lo que nos ha animado a visitar la parte norte de la isla que íbamos a hacer por mar y que fue cancelada a última hora de ayer por el oleaje. Tener que realizar los desplazamientos por carretera a los puntos los que queremos ver, no nos garantiza que lo consigamos.

De esta forma, tomábamos dirección al "Faro de Cavalleria" en el extremo norte al que llegábamos media hora después y donde mar golpeaba los acantilados de forma inusual.

Cerca del faro, se encuentra la playa de "Cavalleria", con la característica de tener arena rojiza y que en situación de buen tiempo debe ser muy concurrida al ser de las playas recomendadas. Hoy la verdad es que no apetecía la visita.

Después nos hemos acercado a la bonita villa marinera de "Fornells", en donde como era hora de comer nos hemos sentado en una terraza para probar unas raciones de tapas distintas entre las que hemos degustado anémonas rebozadas cocinadas después de quitado su poco veneno y que realmente no nos ha gustado mucho.

Por la tarde nos hemos acercado al faro de "Artrutx, al sur de "Ciudadela" donde el mar presentaba un oleaje que nos recordaba a nuestro "Paseo Nuevo" de "Donosti" y que rompía con la imagen tradicional del Mediterráneo, como mar tranquilo.

El balance final de este día ha sido corto en cuanto a los diferentes lugares que deseábamos llegar, pero el tiempo requerido en los desplazamientos nos ha limitado a pocas visitas.

Mañana a primera hora viajaremos con "Vueling" de vuelta a casa, llegando en hora y media al aeropuerto de "Loiu", lo que para nosotros no es un día de viaje, acostumbrados a volar con varias escalas y entre 12 horas y más en nuestros desplazamientos por el mundo.

En esta ocasión nuestra visita a las islas "Baleares" no ha tenido el mismo objetivo que los viajes en los que durante años, hemos ido rotando por diferentes países para satisfacer nuestra curiosidad por presenciar lo que la naturaleza nos ha regalado en cuanto a maravillas y paisajes espectaculares, si bien con ello no quiero decir que estas islas no los tengan, ni mucho menos, sino que aparte de que ya conocíamos algunas de sus islas, habitualmente huimos de los destinos turísticos masificados. En esta ocasión y a pesar de que casi no existían turistas, nos hemos ratificado en que nosotros disfrutamos mucho más perdiéndonos por otras latitudes, viajando a lugares en los que podemos conocer la forma de vivir de sus pueblos, sus características específicas y ser expectadores en sus quehaceres habituales, admirando además todo lo que de especial ofrecen, que siempre suele ser mucho.

La situación de estrechez de destinos posibles de acceder desde nuestro país a causa de la pandemia de Covid19, junto a la posibilidad de juntarnos en familia, puesto que nuestro hijo "Manez" estaba rotando en el MIR este mes de septiembre en un hospital de "Palma de Mallorca", y que nuestro otro hijo "Alain", ha podido venir de "Alemania" realizando teletrabajo y le apetecía realizar algunas salidas de buceo, ha originado este viaje del que hemos disfrutado mucho, pero por estos motivos familiares.

Los diez días que disponíamos los hemos repartido por las islas de "Mallorca" y "Menorca", intentando visitar los lugares emblemáticos, si bien en "Mallorca" su extensión y su infraestructura viaria para llegar a muchos destinos requerían un tiempo que a veces no disponíamos. La estancia en "Menorca" nos dejó un poco fríos porque no cumplió con las expectativas que teníamos respecto a lo que esperábamos encontrar de sus famosas calas, por lo que habíamos leído. En ambas islas lo que si hemos podido disfrutar ha sido de su excelente red de hospedajes y de su buena gastronomía, convirtiéndose esta última casi en la búsqueda principal de buenos restaurantes de platos regionales que cumplieran una buena relación precio / calidad.

Lo que nos ha quedado claro es que ir de vacaciones en verano a "Baleares" tiene que ser para personas con mucho aguante y paciencia, lo que a nosotros nos falta, porque si en estas fechas que no había prácticamente nadie en los hoteles, la mayoría de las tiendas y restaurantes cerrados, te encontrabas calas llenas de gente y varias de ellas ya cerradas a las 10 de la mañana por saturación de los parkings, y los desplazamientos por carretera te llevaban demasiado tiempo, incluyendo algunos tapones ¿que será en temporada alta?".